1 de septiembre
Alto Egipto - Zurzach (Suiza), siglo IV
Nacida en Egipto, llegó a Italia siguiendo a la Legión Tebana. Después estuvo en Coblenza y Zurzach (Suiza), donde se dedicó a los pobres.
En Zurzach, junto al Rin, en el territorio de Zúrich, en la actual Suiza, santa Verena, virgen.
Como a tantos santos de los primeros siglos del cristianismo, cuyas """"Vidas"""" se escribieron siglos después de su existencia, con todas las probables incertidumbres que surgieron, a Santa Verena le ocurrió lo mismo.
Existen dos """"Vidas"""" que narran su vida terrenal, una escrita hacia 888 y la otra hacia 1005; además están los """"Miracula s. Verena"""", escritos hacia 1010, que describen la veneración de la santa en su tumba de Zurzach en el siglo X.
Han pasado más de 500 años desde la existencia de Verena, que vivió en el siglo IV; nacida en el Alto Egipto, bautizada, pasó al Bajo Egipto, donde se unió a la Legión Tebana cristiana, tras lo cual llegó a Italia.
Aquí permaneció en Milán, mientras continuaba la Legión Tebana, que fue masacrada cerca de Agauno (Suiza), en odio a la fe cristiana, con su comandante s. Mauricio hacia 302, por orden del emperador Maximiano (fiesta religiosa del 22 de septiembre).
Al enterarse de la masacre, Verena pasó por Agauno para venerarlos y luego se detuvo en Solothurn, donde fijó su residencia con un hombre, permaneciendo, sin embargo, para todas las mujeres, un ejemplo de virginidad y ascetismo; de allí se dirigió a Coblenza y luego a Zurzach (Suiza), donde encontró una iglesia cristiana y permaneció allí hasta su muerte.
Vivió haciendo realidad el ideal cristiano de virtud y amor al prójimo, alimentando a los pobres y cuidando de los leprosos.
Su tumba se convirtió en un centro de culto, y es el testimonio de los primeros pasos del cristianismo en Suiza; el monasterio erigido en el siglo X sobre su tumba, se convirtió en destino de numerosas peregrinaciones con reyes, condes y duques.
Es una de las santas más veneradas en Suiza; aún hoy se conservan altares, capillas y reliquias. En el arte se la representa como una matrona con una jarra y pan, o con un peine, símbolos de su cuidado por los pobres y los leprosos.
Su festividad religiosa se celebra el 1 de septiembre.