El punto culminante de las apariciones se produjo en octubre, cuando María se reveló como «Nuestra Señora del Rosario» y el milagro del sol fue presenciado por 70.000 personas. Tras una minuciosa investigación, el obispo de Leiria reconoció oficialmente las apariciones. Entre las videntes, sólo Sor Lucía vivió lo suficiente para convertirse en monja carmelita.
En el lugar de las apariciones se construyó primero una capilla y después una basílica dedicada a Nuestra Señora del Rosario, enriquecida con un santuario para los fieles y un pabellón para los enfermos. Este lugar sagrado sigue siendo un faro de fe y devoción.