San Pío de Pietrelcina, en el siglo Francesco Forgione, es uno de los santos más amados y venerados del siglo XX. Nacido en 1887 en Pietrelcina, en Campania, entró en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Su vida estuvo marcada por fenómenos místicos extraordinarios, entre ellos los estigmas visibles, que portó durante cincuenta años, y el don de la bilocación. Fue un confesor incansable, dedicando horas y horas a la escucha de los penitentes, ofreciendo consuelo espiritual y guía. Su profunda fe, su humildad y su caridad hacia los enfermos y los necesitados lo convirtieron en un punto de referencia para millones de personas. Fundó la "Casa Alivio del Sufrimiento", un hospital de vanguardia, testimonio de su amor por el hombre sufriente. Murió en 1968 y fue canonizado por el Papa Juan Pablo II en 2002. Su veneración está difundida en todo el mundo, y el Padre Pío es invocado como protector de los enfermos, de los que sufren y de aquellos que buscan la reconciliación con Dios. Su figura continúa inspirando devoción y esperanza.