Además, durante su episcopado, San Eriberto dedicó muchos esfuerzos a la promoción de la instrucción religiosa y la formación del clero, reconociendo la importancia del conocimiento y la educación en la difusión de la fe cristiana. Su atención a estas cuestiones hizo de él un santo especialmente significativo en el campo de la evangelización y la educación religiosa.
Por último, San Eriberto es venerado no sólo en Alemania, sino también en otras partes de Europa, donde su devoción fue llevada por los misioneros y monjes benedictinos que difundieron el cristianismo por todo el continente. Su figura sigue siendo hoy un ejemplo de fe, entrega y caridad para los creyentes.