San Valentín, obispo y mártir romano del siglo III, es universalmente reconocido como el patrón de los enamorados. Su historia, aunque envuelta en parte por la leyenda, narra de un hombre de fe que desafió el edicto del emperador Claudio II, el cual prohibía los matrimonios para los soldados, considerando que los lazos familiares los distraían del servicio militar. Valentín, en cambio, celebraba secretamente uniones de amor, convencido de que el matrimonio era un sacramento divino.
Su devoción al amor y a la fe lo llevó a la prisión y, finalmente, al martirio. Se cuenta que, antes de su ejecución, curó a la hija ciega de su carcelero, Asterio, convirtiendo a toda la familia al cristianismo. La tradición quiere que sus últimas palabras fueran un mensaje de amor para la joven, firmado "De tu Valentín", dando origen a la costumbre de intercambiarse tarjetas de amor en esta recurrencia.
La veneración de San Valentín se difundió ampliamente, sobre todo en la Edad Media, cuando su figura fue asociada a la primavera y al apareamiento de los pájaros, símbolos de renacimiento y amor. Su fiesta, el 14 de febrero, se convirtió en una ocasión para celebrar el amor romántico y el afecto entre las personas, uniendo la espiritualidad cristiana a tradiciones populares. Hoy, San Valentín es un símbolo universal de amor, dedicación y esperanza, inspirando a millones de personas a expresar sus propios sentimientos más profundos.