Según la tradición, Santa Ana estaba casada con un hombre llamado Joaquín y juntos no tuvieron hijos. Sin embargo, tras años de oraciones y súplicas, tanto Ana como Joaquín recibieron el anuncio de que concebirían una hija. Esta hija, María, se convertiría más tarde en la madre de Jesús.
Santa Ana es venerada como una figura de gran devoción y maternidad. A menudo se la representa con María, sosteniendo a su hijo en brazos. Su figura simboliza el amor maternal, la sabiduría y la fe.
El día de Santa Ana se celebra el 26 de julio en muchos países, donde los fieles rinden homenaje a su importancia en la historia de la salvación y piden su intercesión. Santa Ana se considera un ejemplo de fe y dedicación, y sus representaciones artísticas, como la talla de madera que ha mencionado, son una forma de honrar su figura sagrada.