San Martín de Tours es una de las figuras más célebres y respetadas de la historia del cristianismo, conocido sobre todo por su acto de caridad, que se convirtió en símbolo de altruismo y generosidad. Nacido en Hungría hacia el año 316 d.C. en el seno de una familia pagana, Martín se convirtió al cristianismo muy joven, a pesar de la oposición de su familia. Se cuenta que, cuando aún era soldado romano, se encontró con un mendigo que temblaba de frío cerca de Amiens (Francia). Sin dudarlo, Martín partió en dos su capa militar con la espada y le dio la mitad al pobre hombre para que se protegiera del frío. Aquella noche, Martín soñó con Jesús vestido con la mitad de la capa que le había dado al mendigo, y oyó a Jesús decir a los ángeles: «He aquí que Martín, que aún no está bautizado, me ha vestido». Este acontecimiento fue decisivo para su completa conversión al cristianismo. Tras dejar el ejército, Martín se hizo monje y luego obispo de Tours, cargo que desempeñó con gran humildad y dedicación. Era conocido por su estilo de vida sencillo y su compromiso con los pobres y los enfermos. Martín fue también uno de los primeros santos no mártires venerados por la Iglesia y su culto se extendió rápidamente por toda la Europa medieval. Cada año, el 11 de noviembre, día de San Martín, se celebra en muchos países europeos con festividades que incluyen ferias, procesiones y, sobre todo, el reparto de comida y vino, en recuerdo del acto de compartir del santo. En Italia, la fiesta de San Martín se asocia también al novello, el primer vino de la última cosecha, símbolo de renovación y alegría compartida.La historia de San Martín sigue inspirando a muchas personas en todo el mundo, recordándonos la importancia de la generosidad y el servicio a los demás, valores universales e intemporales.