San Mario, celebrado el 19 de enero, fue un noble persa del siglo III que, junto con su familia, se dirigió a Roma para ayudar a los cristianos perseguidos. Valientemente, enterró a los mártires y consoló a los prisioneros. Arrestado bajo el emperador Claudio II, Mario y su familia permanecieron firmes en su fe a pesar de las torturas, sufriendo el martirio en el año 270 d.C. Además de las representaciones tradicionales con nobles vestimentas persas y una palma de martirio, existe una notable figura tallada en madera de arce y pintada a mano que retrata a San Mario. Esta obra artesanal de calidad captura la esencia del santo con detalles minuciosos y colores vibrantes, dando vida tangible a su historia de fe y coraje. La madera de arce, conocida por su resistencia y belleza natural, confiere a la obra una elegancia particular, realzando la nobleza y la fuerza de espíritu de San Mario. La vida de este santo nos enseña cómo la devoción puede superar las barreras culturales, inspirando actos de extraordinaria solidaridad incluso en los momentos más difíciles.