El corazón, símbolo universal de amor y devoción, no está directamente asociado a un santo específico como decoración navideña. Sin embargo, en el contexto religioso, el "Sagrado Corazón de Jesús" y el "Inmaculado Corazón de María" son objeto de profunda veneración. El Sagrado Corazón representa el amor infinito de Cristo por la humanidad, su misericordia y su sacrificio. La devoción a él se desarrolló en el siglo XVII gracias a Santa Margarita María Alacoque, que tuvo visiones de Jesús que le reveló el deseo de difundir esta devoción. El Inmaculado Corazón de María simboliza la pureza, el amor materno y la total obediencia de María a la voluntad divina. Su veneración está ligada a las apariciones de Fátima en 1917, donde la Virgen pidió la consagración del mundo a su Corazón Inmaculado por la paz. Ambas devociones invitan a la oración, a la reparación y a la imitación de las virtudes de Jesús y María.