El belén, símbolo de la Natividad, celebra el nacimiento de Jesucristo, figura central del Cristianismo. Su veneración hunde sus raíces en la tradición evangélica, en particular en los relatos de Lucas y Mateo, que describen el nacimiento de Jesús en Belén. San Francisco de Asís es universalmente reconocido como el ideador del primer belén viviente en Greccio en 1223, con la intención de hacer visible y tangible el misterio de la Encarnación, permitiendo a los fieles contemplar la pobreza y la humildad del nacimiento de Cristo. Desde entonces, el belén se ha convertido en un icono de la Navidad, un potente llamado a la fe, a la familia y a los valores cristianos, difundiéndose en cada cultura y asumiendo formas artísticas diversas, desde el más sencillo al más elaborado, pero siempre con el mismo mensaje de esperanza y amor.