La Basílica de San Pedro, centro de esta refinada decoración en madera, es el corazón palpitante de la cristiandad y el lugar de sepultura de San Pedro Apóstol. Considerado el primer Papa, Pedro fue uno de los doce apóstoles de Jesucristo y una figura central en la fundación de la Iglesia. Su historia está impregnada de fe, coraje y martirio. Originalmente pescador, fue llamado por Jesús a convertirse en "pescador de hombres". Después de la crucifixión de Cristo, Pedro asumió un papel de liderazgo entre los discípulos, difundiendo el Evangelio y realizando milagros. Llegado a Roma, predicó allí y, según la tradición, fue crucificado cabeza abajo bajo el emperador Nerón, considerándose indigno de morir como su Maestro. Su tumba, venerada desde la antigüedad, se convirtió en el sitio sobre el que surgió la majestuosa Basílica, símbolo de la continuidad de la fe y de la sucesión apostólica. La veneración de San Pedro es universal, reconocido como la "roca" sobre la que Cristo edificó su Iglesia, patrón de los Papas y custodio de las llaves del Reino de los Cielos.