El arte de la escultura en madera del Val Gardena hunde sus raíces en una tradición secular, nacida de la necesidad de los campesinos de integrar las magras cosechas invernales. Esta habilidad ha evolucionado, transformándose en una expresión artística de profunda devoción, a menudo ligada a la representación de figuras sagradas. Aunque el producto descrito no mencione a un santo específico, la artesanía del Val Gardena está intrínsecamente conectada a la veneración de numerosos santos patronos, protectores de las comunidades montanas y de sus actividades. Las esculturas, realizadas con maestría, encarnan la fe y la espiritualidad, convirtiéndose en objetos de oración y símbolos de protección, transmitiendo historias de devoción y milagros a través de la belleza de la madera tallada.