El ángel, figura celestial mensajera de Dios, no está asociado a un único santo específico, sino que representa una entidad espiritual venerada en múltiples tradiciones religiosas, en particular en el cristianismo. Su historia hunde sus raíces en las Sagradas Escrituras, donde los ángeles aparecen desde el Antiguo Testamento como custodios, guías y portadores de revelaciones divinas. En el Nuevo Testamento, el Arcángel Gabriel anuncia el nacimiento de Jesús, y los ángeles glorifican su venida. La veneración de los ángeles se manifiesta en la creencia de que ellos son protectores personales (ángeles guardianes), intercesores ante Dios y símbolos de la presencia divina. Su representación, a menudo con alas y aspecto etéreo, evoca pureza, paz y protección, convirtiéndolos en un sujeto ideal para el arte sacro y las decoraciones devocionales, especialmente durante el período navideño, que celebra su aparición para anunciar el nacimiento del Salvador.